Hierápolis, c. 55 d. de C. – Nicópolis, c. 125 d. de C.

Filósofo estoico. En Roma fue esclavo de Epafrodito, liberto de Nerón, y siguió las lecciones del estoico Musonio Rufo; una vez emancipado, se dedicó a la filosofía, en especial a la moral. Con otros filósofos hubo de dejar Roma por decreto de Diocleciano (94). A partir de su enseñanza oral, su discípulo Flavio Arriano elaboró el Enquiridión (o Manual) y los Coloquios, audaz proclama de la exigencia de aceptar la necesidad. Sus enseñanzas tienen una misteriosa y absoluta vigencia. En algunos momentos su filosofía se asemeja a lo mejor de la psicología contemporánea. Para Epícteto una vida feliz y una vida virtuosa son lo mismo. La felicidad y la plenitud personal son las consecuencias naturales de hacer lo que es correcto. Parte de su genialidad consiste en el énfasis puesto en el progreso moral. La receta de Epícteto para la buena vida se centraba en tres asuntos principales: Dominar el deseo, cumplir con el deber y aprender a pensar con claridad sobre uno mismo y sus relaciones dentro de la gran comunidad de los seres humanos.

Extraído de Biografias y Vidas

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