Afortunadamente, la red de redes nos ofrece abundantes posibilidades de comprobarlo pues en ella encontramos historias que de otra manera no hubiéramos podido conocer.
De todas ella, merece la pena que nos fijemos en quienes dedican su tiempo de descanso a las causas generosas y solidarias, de servicio a la comunidad. Son los que acuden a lugares apartados para reforzar la labor de las organizaciones de asistencia social o sanitaria, los que participan en campos de recuperación de piezas valiosas del patrimonio histórico artístico, los que se ofrecen voluntarios a vigilar espacios naturales y evitar que perezcan por el fuego… Sería interminable la lista de causas solidarias que en estos momentos están movilizando a miles de jóvenes en todo el mundo.
Esa fuerza de trabajo generosa y vital, en muchos casos desconocida para la mayoría, está haciendo que nuestro mundo sea un poco más habitable y humano. Saber que existe, participar en ella, cada cual en su propia medida nos devuelve la esperanza, tras el desaliento que produce la barbarie y el fanatismo.
Ahora más que nunca hacen falta idealistas dispuestos a la acción, que comprendan aquella vieja máxima filosófica: «mejor es vivir por la Humanidad que morir por ella».
Como torres vigilantes se yerguen en nuestra ciudad de Córdoba. El viento hace susurrar su…
Introducción Uno de los motivos de este trabajo ha sido, partiendo del magnífico monumento que…
Esquilache era un marqués que se llamaba Leopoldo, más concretamente Leopoldo de Gregorio, y tuvo…
Platón atribuye a los astros no solo el movimiento esférico en compañía del universo, sino…
Para el paseante sevillano resulta común encontrarse en algunas calles del casco antiguo una suerte…
El budismo se encontró con el taoísmo, estableciendo el concepto de Wu-wei, que literalmente quiere…