Introducción

El presente trabajo pretende realizar un acercamiento a la divinidad egipcia Heket, diosa rana del renacimiento, protectora de los partos y la vida. Asimismo, también nos acercaremos al aspecto de la diosa no solo como la dadora de vida en el mundo físico y terrenal, sino también como protectora de la vida en el Amenti –el más allá egipcio–, puesto que en numerosas ocasiones aparece como deidad que acerca el alma del difunto a una nueva vida, después de la muerte.

Acercamiento a la diosa

Heket es una divinidad que en numerosas ocasiones no ha sido tratada con la importancia que le correspondería. Su caso es el de una deidad femenina que pasa desapercibida en cuanto a su estudio profundo, pues no es sencillo encontrar investigaciones que traten de analizar esta divinidad de forma individual.

Nuestro cometido es el de poder ahondar en esta figura tan relevante dentro del panteón egipcio, ya que representa el renacimiento en todos sus matices. Comúnmente, Heket es conocida como la diosa rana, protectora de los partos y la vida. No obstante, pretendemos acercarnos a ella como dadora de vida, tanto en el mundo de los vivos, como en el mundo de los muertos; esto es, en el Amenti egipcio.

El culto a la diosa Heket puede encontrarse a través de la historia de la civilización egipcia y su panteón, desde épocas predinásticas hasta la época copta:

“Heket aparece presente en los distintos ámbitos de la vida y muerte del pueblo egipcio, garante de protección, promotora de la fertilidad, ayudante del difunto durante el paso a su nueva vida… Siendo mucho más compleja que la visión general de diosa partera que se tiene de ella”[1].

En este sentido, resulta fundamental que realicemos un análisis de acercamiento a esta diosa intentando darle la importancia y el lugar que le corresponde, que no es más que la deidad que insufla la vida, la madre primordial dadora de vida.

Origen y culto a Heket

El culto a Heket –o Heqet–, se atestigua desde Época Arcaica, ya que las primeras representaciones de la diosa se producen a través de estatuillas en forma de rana –sin ningún atributo humano–. Las piezas más antiguas conservadas pertenecen al Periodo Predinástico, durante el período de Naqada III (h. el 3100-3000 a.C.)[2]. No obstante, el florecimiento del culto a Heket tuvo sus momentos de gran auge durante la Dinastía V (2590-2180 a.C.); en el Imperio Medio, con la Dinastía XII (1991-1785 a.C.); posteriormente en el Imperio Nuevo, en la Dinastía XVIII (1550-1075 a.C.) y en Época Tardía[3]. En estos periodos de apogeo la representación de la diosa sí tendrá un lugar con su forma antropomorfa, aunque no llegarán a desaparecer su identificación como rana e incluso las representaciones de la misma a través de renacuajos.

Para poder entender a esta divinidad debemos de conocer también a su esposo, Khnum. Khnum es el dios con cabeza de carnero, que se encuentra en el inicio de la creación junto a Ptah. El dios carnero es el alfarero de los dioses, encargado de generar a todos los seres de la creación. Su residencia es la ciudad de Her-Ur, en el Medio Egipto, cuya metrópolis tenía por cementerio las famosas tumbas de Beni Hasan. En la tierra de Her-Ur, de donde son señores tanto Khnum como Heket, ambos tenían un templo en su honor. Este era el santuario principal de la pareja divina.

La construcción y restauración de este templo se narra en la tumba de Petosiris, en este relato se describe una hierofanía de Heket a Petosiris y su hijo, la diosa les indica dónde deben fijar el lugar de su templo. En esta ubicación se encontraba de forma originaria el templo que mencionábamos, pero los habitantes habían dejado de acudir al santuario y estaba totalmente descuidado. El texto cuenta que estaba cubierto completamente por las aguas y que los animales pasaban por aquel lugar sagrado sin ningún problema[4]. De esta forma, Petosiris y su hijo deciden reconstruir por completo el santuario a Heket en la tierra de Her-Ur, para que junto a su esposo Khnum puedan seguir rigiendo en estas tierras.

De esta forma, podemos empezar a profundizar en los aspectos con los que Heket estaba relacionada: el impulso de la vida en la Casa de Geb (vida terrenal) y en la morada de la Duat (mundo del más allá). Como veremos más adelante, Heket está presente en los textos de las Pirámides en los que ayuda al difunto a “ascender al cielo con las ranas creadoras de la cosmogonía hermopolitana”[5]. Asimismo, desde su prefiguración como rana también vemos que encarna la humedad como principio de fecundidad[6]. En este sentido, el culto a Heket toma gran relevancia en el Periodo Antiguo, ya que se introduce en Abydos en conjunto con el culto de Osiris[7]. De igual forma, que también tomará un papel fundamental dentro del alumbramiento de los seres humanos, protegiendo tanto a la madre como al recién nacido.

Finalmente, podemos añadir que la influencia del culto a la deidad Heket fue tan extensa que llegó al mundo romano y que continuó hasta estar presente dentro de la simbología medieval cristiana. La diosa rana se mantuvo como símbolo de renacimiento y purificación después de la vida. Todo ello, podemos verlo en numerosos ejemplos de lucernas de barro con ranas representadas, tanto de época romana como posteriormente en época cristiana[8].

En suma, podemos decir que la diosa rana Heket, simboliza el renacimiento, la llegada hacia la nueva vida, la regeneración. De ahí los nombres que se le daban, como “la que hace respirar”. Su identificación como diosa del hogar, las mujeres embarazadas, la fertilidad la maternidad, los partos, los recién nacidos, la abundancia, la eternidad y el tiempo infinito. En este sentido, cabe destacar que para los egipcios existía una gran vinculación entre la eternidad y el tiempo infinito con los renacuajos que surgían del limo producido en el fértil Nilo después de la estación shemu[9]. Precisamente, este mes de shemu era la época de la crecida, momento en el que se situaba el inicio del año, y por tanto, época en la que tenían lugar la celebración de diversos ritos de renacimiento y regeneración[10].

Heket, dadora de vida en la Casa de Geb

Si algún atributo de la diosa Heket fue conocido y es tratado en su estudio es el de dadora de vida como madre primordial, aquella que permite que el niño salga adelante y el parto sea fructífero, sin que sufra la madre.

Su relación con los partos tiene lugar a partir del Reino Medio, pudiendo haber tomado está función con anterioridad, sobre todo, si tenemos en cuenta la concepción que la sociedad egipcia tenía sobre el símbolo de la rana, así como de los renacuajos[11]. En este momento se le suele dar el epíteto de: “La que hace respirar”[12], refiriéndose a esa vida a la que ayuda a salir adelante. No obstante, durante el parto suelen intervenir diferentes diosas, cada una con una misión concreta. Para poder entender el papel de cada una existe un texto que nos va a ayudar a comprender perfectamente la función que cada deidad tenía frente a un alumbramiento:

“Uno de aquellos días, Rededjet empezó a sentir fuertes dolores, y el parto se presentaba difícil. Entonces la Majestad de Ra, señor de Sakhebu, dijo a Isis, a Neftis, a Meskhent, a Heket y a Khnum: Id, por favor, y prestad ayuda a Rededjet para que pueda parir a los tres niños que tiene en su vientre, pues estos han de ejercer la función perfecta en todo el país”[13].

Así comienza el Papiro Westcar, en el que se relatan “Los orígenes maravillosos de la V Dinastía”. En esta historia aparece el ritual de nacimiento que debían seguir los dioses que participaban en este, para que el niño pudiese salir adelante en el parto:

“Ellas entraron ante Rededjet, y cerraron tras de sí y de ella. Entonces se colocó Isis ante ella, Neftys detrás de ella, en tanto que Heket aceleraba el nacimiento. Y dijo Isis: ‘No seas poderoso (user) en su seno, en este tu nombre de User(ka)f’. Entonces el niño se precipitó en sus brazos, un niño de un codo (de largo); sus huesos eran firmes, sus miembros estaban cubiertos de oro, y su tocado era de auténtico lapislázuli. Lo lavaron, cortaron su cordón umbilical y lo depositaron en un lecho de ladrillos. Luego Meskhenet se dirigió hacia él y le dijo: ‘Es un soberano que ejercerá la realeza en toda esta tierra’. (Finalmente) Khnum llenó su cuerpo de salud”[14].

A continuación, se describe el mismo proceso con el nacimiento de los dos hermanos de Userkaf –Sahuré y Keku–, de tal forma que este texto nos da indicios de cómo se pensaba que auxiliaban estas cuatro diosas junto al dios Khnum en el nacimiento de los recién nacidos. No obstante, vamos a ahondar un poco más en esta cuestión de la dación de la vida que Heket otorga al ser que acaba de aparecer en el mundo.

Como hemos mencionado anteriormente, la pareja primordial de la diosa es Khnum el dios creador con forma de carnero. Este, cuando un niño se gestaba, lo moldeaba dándole forma humana, después Heket se encargaba de formarlo dentro del seno materno, tanto a él como a su ka, de tal forma que el niño cuando naciese pudiese sobrevivir y llegar a desarrollarse correctamente.

En este sentido, resulta de gran interés que comparemos este pequeño relato con el que siglos más tarde también se desarrollará en el mundo griego. El mito de Prometeo, Epimeteo y Pandora, ya que, en una de sus versiones sitúa a Prometeo moldeando a los seres humanos y a Atenea dándoles la psique, el alma que les animará y les permitirá empezar a vivir[15]. En otras versiones será en vez de Prometeo, Hefaistos, el que moldeará a los seres humanos y puede verse a Atenea e incluso Hermes dándoles el ánima que les dará la vitalidad necesaria para empezar a desarrollarse[16].

Regresando a nuestra diosa puede verse cómo Heket “tendía el símbolo anj de la vida a la nariz del recién nacido y animaba al niño y a su ka”[17]. Muestra de ello son las imágenes que podemos encontrar en diversos templos. Uno de los ejemplos más ilustrativos de este momento del nacimiento se halla en las paredes del recibidor del Templo de Hatshepsut, en Deir el-Bahari; en este enclave pueden verse distintas escenas que narran la teogamia de la reina y de su propia familia[18]. En primer lugar, encontramos a Khum que se dispone a moldear a Hatshepsut y a su ka –de ahí las dos figuras– por orden de Amón, mientras Heket arrodillada le tiende el anj para “animar” a la soberana[19].

Posteriormente, se observa una escena en la que la reina Ahmose es conducida hacia la cámara donde dará a luz a Hatshepsut. Los dioses que la guían hacia el parto son Heket y Khnum, ambos están protegiendo a la reina madre en el nacimiento de su hija[20]. A continuación, dentro de este ciclo de relieves se representa el nacimiento de Hatshepsut y el su doble o ka, escena a la que asisten todos los dioses. Heket aparece representada frente a la propia reina Ahmose, aunque mezclada con la identidad de otras diosas fundamentales en el inicio de la vida: Meskhenet y Nejbet[21]. En este sentido, también puede observarse el aspecto de la diosa y su identificación como madre real, de ahí que apareciese siempre en las teogamias egipcias.

Representaciones de escenas similares pueden encontrarse en las paredes de los recibidores de numerosos templos, así como en los mammisis, donde también suelen reflejarse los nacimientos de los dioses Ihy y Horus niño[22]. A modo de ejemplo, cabe destacar la imagen del mammisi de Dendera o Casa del nacimiento, construido por el emperador Augusto y decorado por Trajano y Adriano[23]. Este fue un lugar dedicado a Hathor como Madre Primordial por excelencia. Hathor asumirá en numerosas ocasiones las funciones realizadas por Heket, como veremos más adelante.

No obstante, la identificación de Heket concebida solamente como partera resulta una aproximación bastante simplificada de la misma; puesto que el momento en el que ella ayuda al niño en el parto, este aún no vive, pero tampoco se encuentra en la Duat. Por tanto, comprobamos que los límites entre vida y muerte están muy presentes en esta diosa. A continuación, veremos cómo esta difusa línea se desdibuja aún más, cuando Heket comienza a tener un papel determinante dentro del ciclo osiriaco.

Heket, dadora de vida en el Amenti:

Como hemos ido mencionando, durante el Reino Medio, el culto a Heket toma relevancia, ya que aparece en Abydos, ahora sí, tomando un papel fundamental y “relacionándose con rituales mistéricos, fundamentalmente ritos de resurrección, por su faceta de dadora de vida y de ayuda a los difuntos a pasar a la vida eterna”[24]. Lo cual nos habla de la estrecha relación que presenta Heket en el ámbito de la Duat, de igual modo que asiste al propio Osiris a “acelerar su nuevo nacimiento” hacia el más allá. Desde este momento, y en adelante, Heket se asociará definitivamente a lagos y estanques que acaban siendo parte de los escenarios de rituales funerarios. Precisamente, será a través de estos rituales –bien en lagos naturales o bien construidos exprofeso para los rituales de purificación– que se vinculará a la diosa con el dios escarabajo Khepri[25].

“This [Pepi’s spine] is that of the Dual Ennead, as he emerges and ascends to the sky. This Pepi’s rear is that of Heqet, as he emerges and ascends to the sky”[26], así aparece la diosa Heket en la recitación “para abrir la puerta del cielo”, un texto de ascensión perteneciente a los Textos de las pirámides de Pepi II. En este relato Heket supone la retaguardia, las ancas que permitirán tomar el impulso necesario al difunto, para poder lograr alcanzar el más allá y la vida que este le depara.

Asimismo, resulta de gran interés la presencia de Heket en el festival de Khoiak, participando la diosa en el drama litúrgico de la muerte de Osiris e incluso apareciendo en la procesión en su propia capilla portátil, en la cual aparece en forma de rana[27]. La vinculación de Heket con los ritos osiriacos no resulta extra, ya que estamos hablando de ritos de resurrección de la vida o de renacimiento[28]. La participación de Heket dentro de del mito de Osiris, su muerte y vuelta a la vida, se sitúa en los momentos centrales del proceso de preparación del cadáver. Para poder ir analizando las escenas de Heket dentro del mito osiriaco, nos valdremos de las representaciones ubicadas en el templo de Hathor en Dendera[29]. Heket aparece en una de las imágenes ayudando a Anubis en el proceso de momificación, brindándole al dios los ungüentos necesarios para que la reconstitución del cuerpo de Osiris se produzca satisfactoriamente[30]. Cuando el cuerpo de Osiris se encuentra completo, se da la unión de Isis y Osiris después de la muerte de este; Heket se encuentra presente en esta escena, en la que aparece en forma de rana sentada en un pedestal al pie del féretro del Señor de Busiris.

Sin embargo, existen otras representaciones de la diosa dentro del mismo ciclo de Osiris donde es plasmada con una especie de lucerna sostenida por una caña. La diosa acerca la lucerna a Osiris desde lejos, e incluso, la encontramos insuflando un fuego a través de una caña hueca. De este último ejemplo, destacamos precisamente una imagen que se recoge en el techo del templo de Dendera, donde Osiris ya momificado y con sus atributos regios se encuentra acostado y custodiado por Isis y Neftis, detrás de Isis y más alejada podemos ver a Heket insuflando aire a un fuego, por una caña, el cual dirige hacia Osiris[31].

El ocultamiento de Heket. Identificación de la diosa con otras deidades

A pesar de que la identificación de Heket como diosa rana está bastante clara y extendida es usual que esta deidad suela ser identificada con otras diosas. Una confusión que suele darse muy a menudo es con Meskhenet –Mesjenet, Menhet, Menhit o Menkhet–, deidad nubia con cabeza de leona y que, al igual que Heket, también suele acompañar a Khnum como su esposa. Además, Meskhenet es considerada madre de Heka o Haki, deidad menor patrón de la magia[32].

No obstante, Heket no fue la única divinidad raniforme, sí la única identificada con este animal y de sexo femenino; pero también existían los dioses masculinos de la Ogdoada de la Cosmogonía Hermopolitana[33], seres que aparecen en numerosas ocasiones brindando ayuda a diversos dioses –Osiris, Horus, Amon,…–, en la generación del mundo manifestado.

Asimismo, otra diosa con la que se la suele identificar o con la que intercambia algunos de sus atributos es Hathor. Como ya hemos visto en el mencionado ejemplo del Templo de Deir el-Bahari de Hatshepsut, la Señora del Sicomoro y la Señora de Her-Ur estuvieron fuertemente relacionadas:

“Este hecho nos da a entender que para el egipcio tanto una diosa como la otra personificaban la misma fuerza divina en ese momento. La diosa de Dendera era una divinidad cósmica asociada a Ra, al cual se asignaba como principal pareja. Ya en época predinástica aparecen una serie de figurillas femeninas vinculadas a la fertilidad; algunas de estas aparecen tocadas con la peluca característica de la diosa Hathor, por lo que han sido asociadas a ella. La aparición de la Señora del Sicomoro en los nacimientos no es algo extraño; incluso en algunos papiros mágicos se la denomina ‘aquella que da la vida’ y en ellos también aparecen fórmulas en las que se ruega a la diosa que el parto tenga un buen fin. Uno de los principales papeles de Hathor era el de gran madre del mundo, de tal forma que los antiguos egipcios decían de ella que era la madre de cada uno de los dioses” [34].

Cuando Hathor aparece en su identificación como madre, especialmente en las Casas de Nacimiento, suelen ser representadas casi indistintamente Heket y Hathor. De tal forma, que Khnum, que también aparece representado en estas escenas, suele ir acompañado de una o la otra diosa. Un ejemplo de este ciclo de imágenes, en los que Hathor y Heket se ven interrelacionadas en su aparición, puede hallarse en el mammisi de Edfú. En el santuario de esta construcción podemos hallar la representación de la creación del infante divino Harsomtus y el infante real Ptolomeo VII, escenas en las que aparecen indistintamente Heket y Hathor[35]. Esta última tiene mayor preponderancia en los bajorrelieves, dado que es un templo en su honor como Madre Primordial; sin embargo en la escena mencionada las dos diosas son las encargadas de dotar de vida a los niños.

Otro ejemplo similar a este se encuentra en Filé dedicado a la diosa Isis, donde de nuevo Heket ve sus atributos interrelacionados con las diosas Hathor e Isis en las representaciones de los muros. No obstante, en las representaciones de nacimientos dentro del vestíbulo del mammisi siempre aparece Heket junto al moldeador Khnum aportando el hálito de vida a los recién nacidos. También se la puede apreciar guiando a la madre –en este caso Isis–, junto a su esposo Khnum hacia la sala donde tendrá lugar el parto, el santuario donde Isis será asistida para alumbrar a Horus[36].

Por último, un reciente hallazgo de una estela menor, pero que muestra a la diosa Heket de una forma muy particular en la que sus atributos se vuelven a combinar con los de la diosa Hathor. En la imagen aparecen Khnum y Heket dado que se trata de una estela votiva de agradecimiento a la pareja divina. Resulta llamativo el aspecto que toma la diosa, ya que puede verse con cuerpo de mujer, pero con una rana completa como cabeza[37]. Asimismo, cabe destacar su tocado con cuernos de vaca y una rana entre ambos. Cabe destacar que la estela está dedicada “To All the Gods of Neferusy”[38], lugar donde se extendía el culto a Hathor. No obstante, parece que la estela fue entregada al templo de Her-Ur[39]. En este sentido, volvemos a apreciar la identificación de ambas diosas, donde el poder dar la vida y preservarla era un don predominante tanto en Heket como en Hathor.

Este tipo de representación de una figura humana con un animal completo por cabeza no es del todo inusual, dado que también puede verse en el caso del dios escarabajo Khepri –el cual ya vimos que estaba muy relacionado con Heket–; y la diosa escorpión Serket[40], la cual se representaba con cuerpo de mujer y un escorpión completo por cabeza[41]. No obstante, la plasmación de Heket con cabeza de rana completa sí resulta bastante inusual, dado que esta estela es la única encontrada con este aspecto hasta la fecha.

Conclusión

En este sucinto desarrollo acerca de la identificación de la diosa Heket, hemos podido observar la importancia que esta tiene en el panteón egipcio, a pesar de no ser una de las deidades más representadas. Definitivamente, Heket es una diosa de la fecundidad y se encuentra íntimamente vinculada al momento del nacimiento, pero no solo como una divinidad partera, sino más bien como una madre demiúrgica, que junto a su esposo Khnum y a través del influjo de Atum-Ra –padre de ambos–, permite que la vida llegue al nuevo ser naciente[42]. Por tanto, Heket se encontrará presente en el alumbramiento de la vida; en el sentido de que ella otorga luz a la nueva vida que aparece tanto en la vida terrena, como la eterna. Es por ello que Heket es una diosa de transición entre los dos mundos, encargada de llevar a los seres de una vida a otra[43].

Si bien no deben olvidarse las imágenes de la diosa alumbrando con un fuego desde lejos al difundo Osiris, pues con él: le otorga calor a la frialdad de la no-vida; le insufla el aliento para despertar a una nueva existencia y continuar en ella; y le insufla la conciencia mental, propia del fuego metafísico. Aquella capaz de despertar las potencialidades dormidas hasta ahora en el ser que muere y nace en cualquiera de los mundos.

 

 

Bibliografía

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  • SERRANO DELGADO, José Miguel. Textos para la historia antigua de Egipto. Madrid: Cátedra, 1993.

Notas

[1] Nuria Iglesias Casademunt. “Heket: Estudio de una divinidad egipcia a través de las fuentes arqueológicas y literarias”, Boletín de la Asociación Española de Egiptología, nº 23 (2014), 95.

[2] Mª José Almagro Gorbea, Catálogo del Arte Egicio y Caldeo-Asirio (Madrid: Ministerio de Cultura, 2005), 39.

[3] N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 96; Almagro Gorbea, Op. cit., 40-41.

[4] Ibid., 114.

[5] Elisa Castel, Gran diccionario de mitología egipcia (Aldebarán: Madrid, 2001), 77.

[6] José Miguel Serrano Delgado, Textos para la historia antigua de Egipto (Madrid: Cátedra, 1993), 69.

[7] N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 97.

[8] Algunos de los hallazgos más recientes las datan entre finales del siglo II e inicio del s. V; Esther Pons Mellado, “Lucernas decoradas con la imagen de una rana en el yacimiento de Oxirrinco, El-Bahnasa, Egipto”, Trabajos de Egiptología, nº 8 (2017): 313; E. Pons Mellado, “Lucernas con decoración ‘tipo rana’ procedentes de Heracleópolis Magna del Museo Arqueológico Nacional”, Boletín del Museo Arqueológico Nacional, nº 40 (2021): 271.

[9] E. Pons Mellado, Op. cit., (2017): 315-316; Pons Mellado, Op. cit., (2021): 273-274;.

[10] N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 114.

[11] Recordemos el jeroglífico del renacuajo que representaba el número 100.000; E. Castel, Op. cit., 78.

[12] E. Castel, Op. cit., 78.

[13] Antonio Blanco Freijeiro, et al., Faraones y pirámides (Madrid: Dastin Export, 2007), 91; François Lexa, La magie dans l’égypte Antique, Tome I (París: Exposé, 1925), 114.

[14] J.M. Serrano Delgado, Op. cit., 68.

[15] Para conocer más al respecto de este mito y sus similitudes con la creación del ser humano similar a la de la mitología egipcia, se recomienda la siguiente ponencia en la que se ahonda en este mitema gregolatino. Vid. Mª Ángeles Moreu Pérez-Artacho, “Pandora. Mujer, madre, esperanza”, Nueva Acrópolis España, https://www.youtube.com/watch?v=skyluZvM3EQ

[16] Una imagen muy similar de este momento puede hallarse en el Museo del Prado: “Prometeo y Pandora crean al primer hombre”. Taller romano. h. 185. Museo Nacional del Prado, https://www.museodelprado.es

[17] E. Castel, Op. cit., 78.

[18] N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 102.

[19] Edouard Naville, The Temple of Deir El Bahari, Part II-Plates XXV-LV. (Londres: The Egypt Exploration Found, 1897)­­, 14 y 15; Bertha Porter y Rosalind Moss, Topographical Bibliography of Ancient Egyptian Hieroglyphic Texts, Reliefs and Painting, vol. II (Oxford: Griffith Institute, 1972), 348.

[20] E. Naville., Op. cit., 16; B. Porter y R. Moss, Op. cit. vol. II, 348.

[21] En concreto, Meskhenet presenta una identificación e historia muy similar a la de Heket, como podrá verse más adelante.

[22] E. Castel, Op. cit., 66 y 98.

[23] Bertha Porter y Rosalind Moss, Topographical Bibliography of Ancient Egyptian Hieroglyphic Texts, Reliefs and Painting, vol. VI (Oxford: Griffith Institute, 1991), 103-104.

[24] N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 97.

[25] Miroslav Bárta, “The Title ‘Priest of Heket’ in the Egyptian Old Kingdom”, Journal of Near Eastern Studies, vol. 58 nº 2 (1999): 112.

[26] James P. Allen, The Ancient Egyptian Pyramid Texts. (Atlanta: Society of Biblical Literature, 2005), 170; Wallis Budge, Osiris and the Egyptian Resurrection, vol. II (Londres: British Museum, 1811b), 334. Traducción de este mismo fragmento: “Mis vértebras son las Dos Enéadas; yo ascenderé y me elevaré al cielo. Mis partes traseras son Heket; Yo ascenderé y me elevaré al cielo”, de la edición de Francisco López Estévez y Rosa Thode Mayoral, Los textos de las pirámides. (La Tierra de los Faraones, 2000-2021), 288. http://www.egiptologia.org/textos/textospiramides/tppdf.htm

[27] B. Porter y R. Moss, Op. cit. vol. II, 299; B. Porter y R. Moss, Op. cit. vol. VI, 19.

[28] M. Bárta, Op. cit., 112.

[29] Wallis Budge, Osiris and the Egyptian Resurrection, vol. I (Londres: British Museum, 1811a), 279; N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 279.

[30] En esta imagen aparece con forma humana y cabeza de rana: W. Budge, Op. cit., (1811a), 280.

[31] Dado que este detalle lo hemos encontrado únicamente en los testimonios visuales, dejamos como ejemplo la última imagen citada: “Bier of Osiris on the roof”, A. Parrot, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bier_of_Osiris_on_the_roof.jpg

[32] En los relieves del Templo de Khnum en Esna puede apreciarse claramente cómo en esta serie iconográfica podría estar representada en vez de Menkhet la diosa Heket.

[33]W. Budge, Op. cit., (1811a), 279; N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 96.

[34] N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 102-103; E. Naville., Op. cit., 16.

[35] B. Porter y R. Moss, Op. cit. vol. VI, 174.

[36] Ibid. VI, 224.

[37] Romain Ferreres, “To All the Gods of Neferusy”, Zeitschrift für Ägyptische sprache und altertumskunde, vol. 147 nº 2 (2000): 164-165.

[38] Se recomienda el trabajo homónimo que detalla todos los datos del hallazgo mencionados a continuación: R. Ferreres, Op. cit., 164-170.

[39] Recordemos que tanto Knum como Heket eran llamados los “Señores de Her-Ur”, por lo que regían en este santuario.

[40] También denominada Heddet o Hedydyet. E. Castel, Op. cit., 74.

[41] R. Ferreres, Op. cit., 166.

[42] N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 101.

[43] N. Iglesias Casademunt, Op. cit., 104.

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